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450º Aniversario del nacimiento de Pedro Páez, primer español en pisar el Nilo Azul
El ayuntamiento de Olmeda de las Fuentes está organizando un conjunto de actos con motivo de la celebración del 450º Aniversario del nacimiento de Pedro Páez e independencia de la Villa.
El acto central tendrá lugar el 6 de junio con la inauguración de la nueva Plaza de Pedro Páez, donde se presentará el libro Historia de Etiopia, traducción al castellano de su obra.
El objetivo de la conmemoración de este aniversario, que coincide con el nacimiento de la villa de La Olmeda, es reivindicar la figura de Pedro Páez Jaramillo que, a pesar de ser uno de los grandes descubridores españoles, sigue siendo un gran desconocido en España. Se han hecho varios intentos en este sentido pero no se ha logrado todavía un reconocimiento permanente.
La importancia de su figura se centra en haber sido el primer europeo en pisar el Nilo Azul, una de las fuentes del Nilo, lo que se considera uno de los grandes hitos geográficos junto a la llegada europea a América.
Pedro Páez vivió entre los siglos XVI y XVII. A los 16 años y coincidiendo con la unificación de España y Portugal, partió para estudiar en la Universidad de Coimbra (Portugal), dos años después volvió a España para continuar sus estudios con los jesuitas en Belmonte (Cuenca); ingresa en la orden y permanecerá allí durante seis años.
Sus tiempos de estudiante jesuita coincidieron con un periodo de gran expansión misionera, unido a un especial interés de Felipe II por revitalizar la tarea evangelizadora de Etiopía. Su objetivo, más estratégico que religioso, era aumentar las posibilidades de entrar en África y engrandecer el imperio a costa de frenar la expansión musulmana.
En enero de 1589, Pedro Páez es ordenado sacerdote y en febrero parte por primera vez hacia Etiopía. El objetivo era llegar a la misión que los jesuitas tenían en Fremona, donde varios hermanos de la orden vivían en condiciones lamentables desde hacía 30 años.
En este viaje recorrieron la costa de la India y la de Ormuz y después de pasar tormentas, ataques de piratas y otras tantas calamidades fueron capturados por los turcos y conducidos a Dhofar, en Omán. Durante algún tiempo se les dio por muertos. Siete años duraría su cautiverio que trascurrió sobre todo en Yemen. Fueron los dos primeros europeos que cruzaron la región de Hadramaut.
El propio Felipe II cursó órdenes al virrey de la India, Matías D’alburquerque, para que se pagara el rescate por Páez y Montserrate. Se acordó 500 coronas de oro por cada uno y fueron liberados.
En mayo de 1603, en su segunda tentativa, consiguió llegar al puerto de Massaua en Etiopía y a la misión que tenían los jesuitas en Fremona.
Apenas un año después de haber llegado a Etiopía, en abril de 1604, accedió a la corte del emperador Za Denguel, quien quiso implantar en su reino la fe católica. Las prisas de este Emperador por evangelizar su reino provocaron el levantamiento de un sector de sus súbditos que terminó con su derrocamiento a finales de ese mismo año. Tras una serie de guerras y enfrentamientos por la sucesión, en 1607 accedía al trono el emperador Susinios.
El emperador Susinios, que entabló una fuerte amistad con Pedro Páez, quiso que el misionero le acompañara en las campañas para poder recibir sus consejos, así, en una de ellas, el 21 de abril de 1618, llegaron a unos 100 kilómetros al sur del lago Tana donde descubrió el nacimiento de una de las fuentes del Nilo, el Azul. El explorador irlandés, James Bruce, se atribuyó el descubrimiento en 1770, 152 años después de que lo descubriera y escribiera sobre ello Pedro Páez. En el capítulo XXVI de su libro Historia de Etiopía, dice: "...y confieso que me alegré de ver lo que tanto desearon ver antiguamente el rey Ciro y su hijo Cambises, el Gran Alejandro y el famoso Julio César".
Pedro Páez moría el 25 de mayo de 1622 en Gorgora, a orillas del lago Tana, donde se encuentra enterrado.
En resumen, Pedro Páez pasó 19 años en Etiopía, fue el asesor personal del emperador Susinios, y fue con él con quien viajó al nacimiento del Nilo Azul, una de las fuentes del Nilo.
Durante su estancia en Yemen aprendió el persa y el árabe, después aprendió las lenguas etíopes, el amárico y el gue’ez, la lengua de los textos sagrados y de las crónicas reales. Escribió en amárico dos libros de religión, un diccionario y una gramática y tradujo un catecismo al portugués para los niños. Más adelante, cuando el emperador Susinios le permitió consultar los antiguos libros etíopes, escribió una Historia de Etiopía en cuatro volúmenes en portugués, elaborada con criterios científicos y no legendarios. La grandeza de su obra la describe el propio emperador Susinios en una carta dirigida al principal de la orden en Goa: "Después que este sol clarísimo se eclipsó y se ausentó de nuestros ojos, nuestra alegría se convirtió en tristeza y nuestro gozo en llanto [...] Si esta carta ó este papel fuera tan grande como el cielo y todo el Océano fuera tinta, no me pareciera bastante para referir la menor parte de sus virtudes y del fruto que hizo en Etiopía. Fue la boca de nuestra bendición, fue nuestro maestro, fue nuestro apóstol, tan digno de alabanza cuanto fue grande en sus obras."
Más información en este artículo del ABC: Historia de Pedro Páez, el español que llegó en 1613 a las fuentes del Nilo Azul. Olvidada durante siglos, se publica por primera vez en español su gran «Historia de Etiopía», una obra geográfica y científica germinal.