Los titulares del informe anual del Banco Africano de Desarrollo son una lectura sombría, pero su análisis detallado revela muchas tendencias positivas en un continente complejo, diverso y dinámico. El informe Perspectivas Económicas de África 2022, la principal publicación del Banco Africano de Desarrollo presentada en el ecuador de las Reuniones Anuales celebradas a principios de mes en Accra, pueden resumirse en seis palabras: Crecimiento, a la baja. Inflación, al alza. Deuda, estable. Ciertamente, los mensajes de los titulares son una lectura sombría. África ha sufrido terriblemente las crisis gemelas de Covid-19 y la invasión rusa de Ucrania, mientras que los crecientes impactos del cambio climático -que se sienten antes y con más fuerza en África que en cualquier otro lugar- merman constantemente la capacidad productiva del continente. (…) Estos tres factores -contracción, inflación y deuda- han puesto en peligro la reconstrucción que África inició en 2021, y el AEO es franco al advertirlo: "Las perspectivas de crecimiento de África son muy inciertas, con riesgos que se inclinan a la baja". Pero por debajo de este titular corren corrientes de complejidad, y las sugerencias de que el futuro económico de África es inequívocamente sombrío corren el riesgo de descuidar el análisis detallado que ofrece el OEA. Merece la pena mirar un poco más de cerca, para ver si puede surgir un panorama más condicionado, más esclarecedor y, quizás, ligeramente más halagüeño.