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La salud del muerto

A través de Luis Fernando, periodista angoleño licenciado en Cuba, podemos entender el África rural tradicional, donde la magia, el misticismo y la imaginación se unen con una realidad implacable que ha llegado con la colonización. Algunos de los problemas más acuciantes de África son tratados aquí de forma casi humorística. Conoceremos la saga de un hombre que muere voluntariamente y que, a través de artes sobrenaturales, resucita. Una aldea en la que la vida fluye sin contratiempos. No existe la envidia ni la ambición. No conocen el odio ni la desesperación.

Nur, 1947

Por la obsesiva búsqueda de un amor muerto, un fusilero se rebela y se zambulle en el pasado de la Gran Isla. Raharimanana, el autor, hurgando en los mitos y en la memoria malgaches, hace brotar así la violencia que jalona la historia de su país (Madagascar). Violencia colonial que masacra en nombre de sus certidumbres civilizadoras, pero también violencia del país desgarrado por los sueños de unificación y de conquista de los sucesivos reinos. Apoyándose en una escritura visionaria, alucinada, Nur, 1947 es una novela necesaria y conmovedora de la historia malgache.

Amkullel, el niño fulbé

El escritor y etnólogo de Mali Hampâté Ba relata en esta novela, con aire de memorias, la experiencia de la generación que vivió los inicios de la colonización y que se vio inmersa en grandes cambios, no sólo tecnológicos, sino también culturales y morales.

Kuty, Memoria de Sangre

Gao, Mali, 6 de marzo de 1984. El pueblo es atacado por una banda de saqueadores tuaregs. La familia de Kuty, una niña de 10 años, es masacrada ante sus ojos por cuatro hombres que estrellan contra una pared y  degüellan a su padre mientras asiste a la violación de su mujer, la madre de Kuty, que se suicida poco después prendiéndose fuego. Kuty, memoria de sangre es el relato de la larga venganza de esta niña. Es también una parte de la historia de África que vio durante largo tiempo cómo el pueblo negro era capturado y vendido como esclavo por los señores del desierto.

Hijos del balón

Esta obra representa la esperanza de todo un continente. Es el relato de una generación a través de una pasión: el fútbol. Con ocasión de la primera Copa del Mundo organizada en tierra africana, once autores se han prestado al juego y nos ofrecen, cada uno de ellos, un relato en el que el balón ocupa un lugar especial. Los once escritores reunidos en esta antología sienten una auténtica pasión por el fútbol.

Mayombe

El angoleño blanco Artur Pestana, Pepetela, en tiempos de la guerra de liberación angoleña se sumó al Movimiento Popular de Liberación de Angola. Este libro es el relato novelado de su estancia en la guerrilla; el gran acierto del autor es evitar el tono propagandístico y limitarse a retratar la aventura vital de los guerrilleros.

Tiempo de perro

La vida en un mercado camerunés vista a través de los ojos de un perro vagabundo que observa el comportamiento de los humanos y lo relata con gracia y acidez. Un canto a la vida en la calle en las ciudades africanas.

Los tambores de la memoria

La magia de la reina Johanna Simentho del reino de Wissombo existe, no importa si ella es ficción o realidad, pues trae el aliento de la independencia, de la libertad y de la dignidad. Fadel, el hijo del millonario, lo cree y lo abandonará todo para servirla. Su hermano Badou, el revolucionario, tarareará sin ilusiones la canción de Johanna. Por lo que a Ismaila, joven burócrata, y Ndella, su mujer, se refiere, la misteriosa desaparición de Fadel les arrastrará también tras la estela de la reina Johanna, punto focal de la historia.

Mañana cumpliré 20 años

Éste es un relato sobre la educación sentimental de un niño en una auténtica colmena de historias de amor. Se trata de Michel, a quien acusan de poseer ciertos sortilegios, un niño de unos diez años en pleno aprendizaje de la vida, de la amistad y del amor mientras el Congo vive su primer decenio de independencia.

Las que aguardan

Arame y Bougna, madres de Lamine e Issa, clandestinos que han partido hacia Europa, no cuentan ya sus primaveras. Cada una de ellas es centinela devota y consagrada a la salvaguarda de los suyos, el pilar que sustenta la morada sobre las galerías excavadas por la ausencia. Coumba y Daba, jóvenes esposas de ambos emigrantes, olisquean sus primeras rosas: sedientas de amor, de porvenir y de modernidad, se lanzan, sin reservas, por una pista de felicidad que se convierte, poco a poco, en su vía crucis.

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