El crudo de Nigeria está siendo robado a escala industrial y parte de lo que se roba se destina a la exportación. Centros financieros mundiales blanquean estos procesos, cuyos beneficios se emplean en la compra de activos tanto dentro como fuera del país. En Nigeria, políticos, oficiales del ejército, militantes, personal de la industria extractora, comerciantes de petróleo y varias comunidades se benefician de esta práctica junto con grupos criminales organizados.