Ningún pueblo puede avanzar si se apoya exclusivamente en modelos de pensamiento ajenos y la enfermedad principal del África contemporánea es el servilismo teórico de sus dirigentes hacia la política, la economía y la filosofía occidentales. En estas páginas se da la palabra a los pensadores africanos, los únicos que hacen frente al modelo moderno, impregnado de individualismo insolidario y de progresismo destructor. Son ellos los que hoy empiezan a imponerse como única ruta para la superación de ese modelo global en el que la humanidad avanza hacia el desastre climático y social, los únicos capaces de ofrecer perspectivas para África y de romper con la "eurofilosofía" y su incapacidad para convivir con el mundo.