El 22 de marzo de 2007 varios proyectiles de artillería impactaban en el edificio que alberga la Embajada de España en la República Democrática del Congo. El ejército regular congoleño se enfrentaba a las fuerzas del exvicepresidente de la República, y en su día señor de la guerra, Jean-Pierre Bemba. La Embajada de España no era un blanco, o no tenía que haberlo sido, pero se convirtió en blanco de la sinrazón. El entonces embajador de España en la República Democrática del Congo, Miguel Fernández-Palacios, protagonizó aquellas cuarenta y nueve dramáticas horas, en las que tuvo que tomar decisiones en una situación límite que ahora narra en estas páginas.