René Depestre

Escritor haitiano defensor de la Negritud
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Área de especialización: Africanista
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René Depestre nació el 29 de agosto en 1926 en Jacmel, Haití. Es un poeta, ensayista y novelista comprometido contra la dictadura haitiana.

 

A la temprana edad de 19 años, el joven Depestre publicó sus primeros poemas, Centelleos (1945) y Haz de Sangre (1946), los cuales le otorgaron un gran prestigio. A finales de 1945, junto con otros compañeros, creó la revista artística de vanguardia Ruche. Y publicó un número especial dedicado a André Bretón, quien había dado una serie de conferencias en Puerto Príncipe antes de regresar de su exilio en Nueva York. Estas tuvieron una gran acogida por parte de los jóvenes haitianos, lo cual se vio reforzado por el movimiento surrealista de Aimé Césaire. La publicación de este número provocó la respuesta del gobierno, censurando el número de la revista y la encarcelación de Depestre. Como respuesta por ambas partes, se produjeron ciertos disturbios en el país y el exilio del escritor a Francia. Ya en París, Depestre continuó sus estudios en la Sorbona y se unió al movimiento de la Negritud, movimiento literario en lengua francesa que se desarolla a partir del segundo tercio del siglo XX que exalta los valores africanos. Durante estos años surgieron Vegetación de claridades (1951), Traducido a lo ancho (1952) y Mineral negro (1957).

 

Tras varios años en la capital francesa, se traslada a La Habana, donde viviría los siguientes veinte años impartiendo clases. Durante este nuevo período crearía Diario de un animal marino (1964), Un arcoíris para el Occidente Cristiano (1966) y Cantata a Octubre (1968), poema dedicado tras la muerte del Che Guevara.

 

Finalmente, en 1978, abandona Cuba y se instala de manera permanente en Francia. Al año siguiente, comenzaría a trabajar para la UNESCO en la conformación de programas de creación artística y literaria. En 1986 se jubila y se retira a Aude, al sur de Francia.

 

Entre su narrativa destacan Cucaña (1973) y Hadriana en todos mis sueños (1988), con el recibió el Premio Renadoult. En su faceta como ensayista defiende las ideas de la Negritud con obras como Buenos días y adiós a la Negritud (1980).