Mensaje de estado
In development mode.La escultura en madera de Fernando Nguema ocupa las salas expositivas de Casa África este otoño
El escultor ecuatoguineano Fernando Nguema buscaba raíces en el bosque, las llevaba a su taller, las retocaba apenas y las convertía en obras de arte con una increíble fuerza expresiva. Autodidacta, decidido a no dejarse contaminar por influencias externas y custodio feroz de la tradición fang, murió en 2008 sin que su obra fuera jamás valorada ni cotizada. La mayoría de las piezas que realizó fue adquirida por su círculo más próximo de amigos. Ellos, en gran medida, son los prestatarios de Fernando Nguema Obras incompletas 1992 – 2008, la exposición que inaugura hoy, a las 20.00 horas, Casa África. Se trata de la primera retrospectiva de la obra de Nguema y ocupará las salas Kilimanjaro y Guinea Ecuatorial de la institución con 34 esculturas hasta el próximo 5 de enero. Cuenta con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID) y la Fundación Martínez Hermanos. Precisamente los fondos de la AECID constituyen el grueso de la muestra, que se completa con piezas de colecciones privadas en España y Guinea Ecuatorial.
La muestra que ahora se expone en Casa África abarca prácticamente toda la vida artística de Nguema, desde que deja Luba en 1991 hasta su fallecimiento en Malabo en 2008, y pretende homenajear la figura de este inclasificable escultor, apenas conocido en su país y mucho menos fuera.
Fernando Nguema Madja nació en Guinea Ecuatorial en 1963. Desde pequeño, a través de las enseñanzas de su tío y del escultor Antonio Edu, entra en contacto con la talla de instrumentos tradicionales, la preparación de máscaras de balele y otras artes de la tradición fang. Era un artista polifacético y multiforme que también sintió pasión por la música, sobre todo, por el xilófono o mendjang, el canto y el baile, así como por la cerámica y la pintura. En 1979, en tiempos de la dictadura de Macías, Fernando emigra a Gabón y allí conoce al que sería su verdadero maestro y mentor, el gabonés Obiang Djang, con quien evoluciona y crece artísticamente. Tras este aprendizaje, vuelve a Guinea Ecuatorial al cabo de ocho meses, ya con la determinación de ser artista-escultor. A partir de 1991, Fernando Nguema contacta con el Centro Cultural Hispano-Guineano (CCH-G) de Malabo, donde consolida sus relaciones con el arte y pudo participar en varias exposiciones nacionales e internacionales. El CCH-G, a través de la Cooperación Española, le puso al frente del taller-escuela de talla: era su espacio para enseñar y crear y fue donde desarrolló su etapa más prolífica, original y creativa. Una parte significativa de ese periodo se muestra en esta exposición. Leandro Mbomío, una referencia en la escultura del continente, confesaba que Fernando encarnaba la sucesión natural de su obra, ya que aunaba tradición y contemporaneidad. Fernando quizás nunca fue consciente de que era ese último eslabón, ya que siempre vivió en Guinea y, salvo los meses que pasó con su maestro gabonés, nunca accedió a ver de cerca el trabajo y propuestas de otros artistas u otras corrientes creativas que hubieran podido nutrir su obra.
«Era un tipo muy, muy peculiar, al igual que su obra», que «puede gustar o no, pero indiferente no te deja», destacó en la presentación a los medios de la exposición, Kike León, coordinador de la Red de Centros Culturales de la AECID.
El entorno en el que le tocó vivir le convirtió en un autodidacta a su pesar. Esta característica es quizás una de las que marca la singularidad y originalidad de su obra inclasificable: tradición y denuncia a un tiempo, lírica, divertida, irónica, comprometida, delirante, lúdica, mordaz.