La vicepresidenta del Gobierno de España, María Teresa Fernández de la Vega, clausuró este sábado el II Congreso Internacional África-Óccidente, que reunió durante tres días a más de 300 personas en la Facultad de Derecho de la Universidad de Huelva para dialogar y debatir sobre la situación de África, y la corresponsabilidad de África y Óccidente para fomentar el desarrollo del continente.

Acompañada en la clausura de la presidenta de la Diputación de Huelva, Petronila Guerrero; el rector de la Universidad onubense, Francisco José Martínez; la consejera de Presidencia de la Junta de Andalucía, Mar Moreno, y el director general de Casa África, Ricardo Martínez Vázquez, la vicepresidenta recordó el importante papel que ha adquirido África para España y la vocación del Gobierno de cooperar para fomentar un mayor desarrollo en el continente.

La vicepresidenta incidió en que los avances que van produciéndose en África en pos de la igualdad entre hombres y mujeres son la clave para entender los datos positivos que va arrojando el continente vecino, aunque queden aún muchas dificultades por superar. La vicepresidenta recordó que las mujeres son las que generan el 90% de los alimentos en África, y que las ganancias que obtienen siempre revierten en sus comunidades y familias, lo que hace que sean protagonistas de la mayor parte de la economía informal que se genera en los países africanos. Ese dato, apuntó, significa que la mayor parte de la economía africana está en manos de las mujeres.

Por ello, señaló que son necesarios avances para que las mujeres tengan más acceso a los recursos financieros, tecnológicos, educativos y políticos. En opinión de la vicepresidenta, y en la línea que se ha ido apuntando a lo largo del congreso, hay motivos para la esperanza y para el llamado ‘afro-optimismo’: "Es cierto que en el continente africano hay muchas dificultades pero, por encima de todo, hay muchas esperanzas, mucha fuerza, mucha decisión para salir adelante", dijo. Como ejemplos, recordó que el PIB africano ha crecido más rápido en los últimos diez años que en el conjunto del planeta, el auge de la clase media africana, la reducción a la mitad de la desnutrición, la caída de la mortalidad infantil en un 17%, el aumento de la esperanza de vida en dos años o la reducción de 50.000 a 6.000 de muertes anuales en conflictos armados entre 2000 y 2010 en el África Subsahariana.