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Este especial de Xavier Aldekoa, "El hambre de los cultivos rotos"

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Las cifras respaldan la angustia diaria de la maliense Coulibaly: en solo un año, el precio de los principales alimentos ha aumentado de media un 29’8%, según el índice Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y se sitúa en la cifra más alta desde que se instauró este cálculo en 1990. La mitad del alza de los precios corresponde a los últimos meses, desde el inicio de la guerra en Ucrania, y la tormenta no amainará pronto. Según el Banco Mundial, los precios de alimentos y carburante mantendrán niveles históricos al menos hasta finales del 2024.La onda expansiva de la guerra de Ucrania sacudirá con más fuerza a los más pobres. Ya está ocurriendo en África. Aunque la disrupción de los mercados rusos y ucranianos, países clave en la exportación mundial de energía, metales y productos agrícolas como cereales, fertilizantes y aceites vegetales, ha provocado una escalada de precios global de los alimentos, del transporte y de los carburantes, es en África donde el impacto amaga con ser letal: más de un tercio de todo el grano que llega a las mesas africanas proviene de ambos países. Para los más humildes, el azote del alza de los precios será insostenible. Antes de la guerra de Ucrania, el 20% más pobre en África Subsahariana ya destinaba el 60% de sus ingresos a comida, casi el doble que el 20% más rico.