A pesar de contar con una élite bien formada y abundantes recursos naturales, Nigeria se ha convertido en símbolo de un potencial no aprovechado debido al fracaso del liderazgo, la debilidad de las instituciones y los errores políticos. La élite gobernante no ha logrado transformar el potencial del país en prosperidad. Como resultado, Nigeria, rica en petróleo, apenas puede presumir de ningún progreso significativo en materia de desarrollo seis décadas después de la independencia. El país sigue lidiando con la pobreza, las deficientes infraestructuras, la inestabilidad socioeconómica y el subdesarrollo. Pero la situación no es desesperada, como muestra un nuevo informe del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS). Después de pasar de la agricultura al petróleo y al gas a finales de los años 60, el crecimiento económico de Nigeria ha seguido estando impulsado por la volatilidad de los precios del petróleo y ha seguido siendo en gran medida no inclusivo.