El primer ministro de Etiopía ordenó el miércoles a los militares que se enfrenten a uno de los gobiernos regionales del país después de que éste dijera que atacó una base militar durante la noche, citando meses de "provocación e incitación" y declarando que "se ha cruzado la última línea roja". La declaración de la oficina del Primer Ministro Abiy Ahmed, y el ataque reportado por el Frente de Liberación Popular de Tigray, suscitó inmediatamente la preocupación de que uno de los países más poblados y poderosos de África pudiera volver a caer en la guerra. Etiopía ya se encontraba bajo la tensión de una disputa con Egipto por un proyecto masivo de una presa etíope que ha atraído rara vez la atención del Presidente Donald Trump hacia África, y se está desarrollando una crisis de múltiples capas con la pandemia COVID-19, la violencia étnica mortal y un brote de langostas.