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En 1948, Boris Vian publicaba su novela Que se mueran los feos. En aquella "novela negra" delirante, con la manipulación genética por medio, se llegaba a desear la muerte de los feos. Veinte años después, en Ghana, Ayi Kwei Armah escribía una obra muy distante de aquella, pero en la que se esperaba la llegada…